“Visitar el Alentejo es asistir a la creación del mundo, al nacer del sol y a la invención de las sombras” Saramago.
Los pormenores de uno de los viajes más surrealistas que he disfrutado en esta vida de gastronómada son muchos; pero voy a destacar los momentazos eminentemente gastronómicos que no tienen desperdicio. El reclamo del viaje es un Festival de cine gastronómico en el que se proyectarán pelis que yo ya he visto y he contado a mis espectadores de España Directo hace dos Otoños en el Cinema Culinary del Festival de Cine de San Sebastián. Pero no importa, el Conde de Rocamor siempre lleva entre manos asuntos curiosos que trascenderán en algún momento. El cartel, además bien vale una revisión. Pues nada, a volar a Lisboa que también merece siempre una invasión hedonista.
Domingo 28 Abril 2013.
14h. Lisboa, Comida en la Travessa do Fado
A un paseo de 15 minutos desde la impresionante plaza Mayor de Lisboa con vistas al mar en el que constato que la decadencia arquitectónica me sigue resultando muy atractiva.
Por lo que cuenta el anfitrión, Don André de Quiroga, conde de Rocamor, con una Imperial en la mano bajo un cielo azul inaudito y maravilloso, este restaurante es un clásico entre los paladares más modernos de la capital.
Izda: Concha con el Conde de Rocamor. Derecha: Concha con el Duque de Gastronia, uno de los ilustres ponentes del evento.
Antonio, el dueño, un ex asentador de pescado, me descubre las migas portuguesas con bacalao pero lo que va a volverme loca es el pan de hogaza y de pueblo que hace años que no comía ni en la España más profunda. Unto en él mantequilla primero y tapenade de aceitunas negras, después. Lo mojo en aceite, en la salsa del guiso de lengua de ternera y en el jugo que ha soltado el tentáculo de pulpo con açordas, (miga de pan duro con cilantro, ajo y agua), que he de compartir con mis vecinos de mesa. Precisamente, Arturo Pardos, duque de Gastronia y asesino de la inolvidable Gastroteca de Chueca apunta la posibilidad de que ese tentáculo sea el 4º de un pulpo macho y por lo tanto el poseedor del sexo.
En la Travéssa do Fado, comiendo un pan de locura, con judías verdes en tempura, y migas de bacalao.
Ojo al dato! Como éste, se sucederán muchos a lo largo y ancho de las mesas a las que nos sentaremos en las próximas 48 horas.
22h Alentejo, Vila Viçosa. Cena en Narcissus
Tan sólo a 140 km de allí, ya en el sureste portugués más rústico. Hemos dejado el equipaje en el hotel de Reguengos de Monsaraz.
La comitiva de periodistas congregados a la presentación de la Trienal no Alentejo, es recibida en el Marmoris Hotel y Spa para probar la cocina de vanguardia del Narcissus.
Sobre una mesa sobrenatural, de cristal apoyado en piedra de mármol con el que se han hecho ricos los propietarios del enclave, irán colocándose platos con propuestas tan sugerentes como la de las mantequillas de caramelo, ahumada con sal gruesa, de chorizo y de finas hierbas.
De las innumerables creaciones del subchef , Manuel Lino, discípulo de Adúriz, que comimos esa noche, mi memoria ha retenido el rodaballo con ruibarbo, salicornia y caldo de chorizo y… la ventresca y el lomo de caballa con apio y jugo de cebolla tostada. Dos buenas muestras de un menú larguísimo y no tan estrecho que fue regado con un Cardeira primero y un Lima Mayer, tinto, para acabar.
Probando el caramelo de huevo esférico
Me gustó el caramelo de huevo esférico sobre lima también. Pero yo recuerdo haber salido de aquella bacanal del siglo XXI, más extensa de lo deseado, soñando con una visita al D.O.M. de Álex Atala, en Brasil. El director de comunicación del Basque Culinary Center, José Luis Galiana, yayo, durante la cena, me ha confesado que hacía años que no gozaba tanto del arte del comer y del beber como aquel día vivido gracias al World Tour con el que el BCC se está comiendo el mundo.
Con el chef, Manuel Lino y el Conde de Rocamor